ESTE CAMPUX NO VA A ACABAR.
Bonita noche (ya dijimos que por las noches refrescaba) y este Campux no va a acabar porque estará siempre dentro de nuestro corazón.
Empezó la jornada con Madrugarden como cada mañana, durante el ayuno, baloncesto. Y después de las tostadas nos reunimos todos en el patio para una sesión multitudinaria de Activación Colectiva liderada por Dave Serrano, estiramientos y puesta a punto de esos músculos y tendones fatigados. A continuación tomó el mando Sara y se soltaron los cuerpos para bailar de nuevo (el juego de pies en la zona siempre es dominado por los mejores bailarines).
Sábado de gloria con entrenamientos encaminados a nuestras competiciones, se acabó el Two Ball (tiro colaborativo), se jugaron las grandes finales del Campeonato de 3×3 para pequeños, medianos y grandes. Incluso hubo una ceremonia especial de despedida del MiniBasket para los nacidos en 2011, los cuales ya entrenaron en el Campux en canasta grande pero ayer tuvieron el último entrenamiento de su carrera en canasta pequeña con ejercicios divertidos de tiro lejano. Incluso hubo tiempo para la piscina, estiramos las mañanas al máximo, pedimos a cocina que la comida ayer fuera más tarde.
Y la tarde supo a fiesta, los hinchables que les encantan a los grupos de pequeños (y a sus monitores), los bañadores y el agua en el patio de la Resi, ese patio que nos abraza y nos da tantas posibilidades. A unos metros más arriba, en el Pabellón de los Frailes los padres y madres llegaban para el día familiar, un «FamDay» que fue formidable, más de 35 progenitores apuntados a la causa de «Mediolanum aproxima» que consistió en entrenamiento serio llevado por nuestros entrenadores y también la iniciación al baloncesto en silla de ruedas con el equipo de Sara Revuelta, unos cracks. Ilusión con su presencia, solidaridad en las donaciones para «Inclusives» y alegría cuando vieron a sus hijos-campuxeros llegar en mitad del entrenamiento para unirse. Qué emoción corriendo a abrazarse. Mirad las imágenes en esta carpeta específica, lo describen mejor que estas palabras.
Por la noche la cena también fue en el patio, nos permitimos una hamburguesa (o dos los más comilones) y las risas de la pequeña velada con los monitores para seguir con música y baile. Muchos no olvidarán lo que sintieron, hubo momentos de 60 ó 70 que bailaban como si fueran uno solo. Los dos grupos de mayores, acompañados por monitores, se les dejó salir a dar una vueltilla por el pueblo de Jaraíz.
